Arriba_Abajo!
_Arriba!, me dijo mi compañero de viaje.
Sería un trayecto largo. Así que me dispuse a disfrutar de los verdes, marrones y amarillos que el paisaje me ofrecía. Llevaba además un buen libro, un termo con café recién hecho y unos cuantos bocadillos para mí y para mi acompañante. Comenzó el recorrido y me dio por enfocar mi vista en la interminable línea continua a veces, y punteada otra que tienen trazadas los caminos. Sin darme cuenta, ya llevaba yo alrededor de una hora contemplando aquéllas líneas que me tenían hipnotizada. No podía dejar de verlas y poco a poco, me fui sumiendo en un estado de semiinconsciencia . Solo lograba contemplar además de aquéllas rayas las subidas y bajadas, que ofrecía el panorama. Parecían interminables. De pronto, no sé en qué momento y si estaba despierta o soñaba.. Aparecieron en mi mente imágenes y sensaciones totalmente desconocidas para mí.
Me balanceaba en un columpio: arriba, abajo. Sintiendo la brisa que golpea mi cara. Mi vestido sube y baja al compás de mis piernas y del vaivén propio de este vals. En mi estómago, las sensaciones van y vienen de igual forma. Contemplo desde arriba aquél parque, viendo todo lo que me rodea: niños, subibajas, resbaladillas, madres preocupadas por sus peques. Y cuando estoy abajo, percibo solo mis zapatos recién boleados, lustrosos y brillantes , ahora ya llenos de lodo y tierra. Recupero la conciencia y en cuestión de milésimas de segundos capto una sonrisa infantil, que me muestra sus dientes desde un auto que se cruza delante nuestro. Su manita pequeña y delgada dice, simplemente adiós.Me enfrasco nuevamente en el blanco de los trazos de guía carreteros. Después de varios minutos, nuevamente las colinas con su subir y bajar. Ahora soy un hombre, grande pesado, robusto con la fuerza de un caballo brioso, de esos de carreras. Jadeo y mi cuerpo, sube y baja, empapado de sudor. Mi corazón late acelerado. Mis manos van en busca de un paraíso femenino. Toco unos senos redonditos, los aprieto y aprisiono entre mis dedos. Bajo y encuentro un universo. Las sábanas antes limpísimas ahora lucen grises . Un aroma de inciensos entra por mi nariz , mientras un enorme espejo dorado es mudo testigo de esta entrega. Todo se convierte en: arriba-abajo, al ritmo de un Blues azul. El claxon de un inmenso camión me saca de mi ¿sueño?. El mismo hombre que fui, nos lanza una mirada penetrante.
Esto, de ser otro, ya me estaba gustando, así que fijé nuevamente la mirada en las señales que me llevaban a seguir viajando.
Me ví en una sala de quirófano tenía las piernas abiertas de par en par, como si fuera la puerta de entrada algún palacio. Unas manos morenas subían y bajaban sobre mi estomago, al mismo tiempo que decían:_inhala!, exhala!_ Todo y todos se veían tan escrupulosamente limpios. Un dolor inmenso iba y venía en mi vientre. Lloraba y reía a un mismo tiempo, era el caos el que reinaba en mi cabeza, no así en mi corazón. Presentí que lo mejor estaba por venir, cuando en un _Arriba! Abajo!_ se escuchó el llanto de un bebé y el dolor y el llanto cesaron para solo dar espacio a la alegría.Abrí los ojos y observé en el coche contiguo al nuestro a una mujer de dulce mirada, con un crío entre sus brazos. Sus ojos me miraron y me supe dentro de ellos. Segura estoy, que ella también me reconoció pues sus labios, sin sonido me dijeron: _Gracias por compartir_.
Qué cosa me había sucedido? Me hice una con aquél camino andado.
Tres horas pasaron cuando mi acompañante me dijo:_Abajo, hemos llegado
Ale.
Bonito “viaje onírico”. Felicidades, Ale; siempre es un gusto leerte. Gracias por compartirte.
Excelente narración, me imaginé que habías tomado algunas medicinas y se cruzaron 😉
Que gusto leerte Ale.