La moda del vino

“Beber vino es bueno cuando es buen vino, pero cuando hay una fuente de agua cristalina, es mejor beber vino.”

Estamos viviendo una auténtica inundación de caldos de todas las marcas, regiones, colores, apariencias, etiquetas y precios.
Y la ventaja es que hay para todos: Si se es medio SNOB, mientras más caro mejor. Si se es ortodoxo, mientras sea francés o español, bueno. Si se es cosmopolita los húngaros, canadienses o neozelandeses. Si no se sabe nada, el de la etiqueta más bonita será la elección. Si se es medio teporocho, los más baratos son en general, la mejor alternativa.
Muchas personas han tratado de incursionar en el consumo de tan fabulosa bebida, y con mucha frecuencia siempre surge la pregunta: ¿Cual vino es el mejor?
Ya valió.

Así como en la apreciación del arte (sea este música, pintura, escultura, poesía, danza, etcétera) la pregunta no se puede contestar sin un alto grado de subjetividad, ejemplo: A quién no le gusta el futbol?
Otro: Quién no le entraría a unos buenos tacos de cuerito? O un buen platillo con gusanos de maguey?
Uno más a ver si me doy a entender: Llegas a Louvre con la mayor expectativa de ver a la Mona Lisa y, o te hace estremecer de emoción, o de plano te decepciona, o te es terriblemente indiferente.
Difícil no?

Es lo mismo con los vinos. Existen algunos expertos que te pueden decir si el vino que te estás tomando tiene Carácter. (!!!!!!??????) Hasta ahora no he podido platicar con ningún vino y saber si es de mal carácter, o timidón.

Efectivamente hay ciertos detalles que son absolutamente incontrovertibles y verdaderos en los vinos como son: el tipo de uva, el año de cosecha, el tiempo en barrica, la región y algunos otros. Como en todos los aspectos de la vida, los enólogos tienen su “lenguaje” y en ocasiones parece que sólo ellos se entienden. Sin embargo existen algunos aspectos que definitivamente permiten identificar, sin ser un experto, a un buen vino de uno que no lo es tanto. En otro artículo trataré de explicar algunos aspectos que he aprendido relacionados con el tema y que me han permitido disfrutar de muchos vinos muy buenos, y entender porqué hay vinos que pueden costar algunos miles de dólares y que realmente lo valen.

Si realmente deseas saber cuál es el mejor vino, hasta ahora la respuesta es universalmente aceptada, aquél que más disfrutas.

Simple y contundente.

Comentarios

comentarios

3 Respuestas

  1. Alejandra dice:

    Me gustó tu texto. Divertido, directo, interesante. No habra otra clasificación entre los que disfrutamos del vino sin saber nada? Ahí metidita entre los que lo seleccionamos por los colores de la etiqueta y encima somos medio teporochos? Auchh…perdón, pero es que mi marido es el que selecciona los vinos, yo solo me los tomo con mucho placer,jejeje.
    Ojala y si nos traigas información sobre lo que se debe saber del vino, ya me he zampado varias botellas, pero nunca es tarde para comenzar a aprender, además me gusta mucho el tema. Salud oosss!

  2. Ivanius dice:

    Como aficionado a la (buena) comida y bebida, me ha tocado experimentar la extrañeza y el alivio en materia de vinos: extrañeza cuando me encuentro en grata compañía de algún enólogo más instruido que nos propone un caldo “con notas afrutadas y sabor a roble”… el comentario me hizo pensar que, en lugar de vino, lo que estábamos a punto de beber era limonada de English Leather; alivio cuando, después de un par de sorbos, la velada se convirtió en un interesante intercambio de opiniones del tipo “¿qué te recuerda este vino?”. Ese resultó ser el verdadero disfrute.

    Allí comencé a entender que “calificar” al vino tiene bases objetivas (que no sea vinagre) pero sobre todo subjetivas, que se basan en la experiencia de olores, sabores y visiones que muchas veces no son propias del vino, pero que el acto de beber hace presentes. Por eso, quien haya experimentado muchos sabores, colores, texturas y etcétera, podrá encontrar en el vino un disfrute particular y cada vez más específico.

    Desde luego, la segunda parte de este misterio es el llamado “maridaje”: saber combinar un vino específico con un alimento específico para lograr, otra vez, el máximo deleite “en boca”… Bienvenida esta colaboración, y que sean más. ¡Salud!

  3. Eduardo Llaguno dice:

    Disfrutar es lo que más importa con un vino, especialmente hacerlo junto con alguien y, lograr disfrutarlo en compañía, siempre se torna en una experiencia personal y social que trasciende al simple líquido.

    Un buen vino queremos que nos acompañe en un buen momento y cualquier momento puede ser un buen momento.

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