Reflexión semanal
Sobre su lecho de muerte, el rey de los Escitas reúne sus hijos,
y tendiéndoles un haz de numerosas ramas, les pidió romperlo.
A pesar de su juventud, su vigor y su impaciencia,
ninguno de sus hijos pudo hacerlo.
El viejo padre deshizo entonces el haz, y rompió
las ramas con una facilidad desconcertante.
Dijo entonces a sus intrigados hijos:
“Mientras permanezcan unidos,
nadie podrá superarlos.
” Pero el día en que no sean ya solidarios entre sí,
será el principio de su caída.”
Este consejo vale para cualquier organización incluida la familia.
Pero vale igual o más aún para cada uno de nosotros en lo personal.
Ya es sabido que el hombre es un conjunto
de características diversas.
Tenemos en nosotros una multitud de personalidades.
y la mayor parte del tiempo son contradictorias.
Una parte de nosotros sabe que es malo fumar,
por el peligro quizá del cáncer
(de la boca, la faringe, los pulmones),
y no obstante otra partede nosotros mismos no
se puede resistir a la tentación de encender un nuevo
cigarrillo, aunque fumar no nos aporte realmente satisfacción.
¡Así mismo deseamos ser delgados, por coquetería,
o por un deseo muy legítimo de conservar nuestra salud,
y con todo nos permitimos excesos en la comida
que comprometen nuestro ideal y nuestra talla.
De manera más sutil, deseamos abiertamente el éxito,
pero cuando una ocasión de oro finalmente
se presenta en frente de nosotros,
hacemos todo lo que esté en nuestro poder para sabotearla.
como si nosotros no creyéramos ser dignos de triunfar.
Como si el éxito sólo fuera para otros.
¡Es necesario pues intentar ser solidario consigo mismo!
Eliminar la parte oscura de nosotros, el odio,
el miedo, la aburrición, y hacer triunfar la luz que nos habita,
el amor, la alegría, en suma: la Vida.
Tener un ideal, y mantenerlo en el corazón, a pesar
de las contrariedades, a pesar de las decepciones,
a pesar de los retrasos.
Tener un objetivo y proseguirlo con voluntad, con paciencia,
con fe y disciplina.
Como se me han dicho muchas veces:
“Quién siembra una acción recoge una práctica.”
Quién siembra una práctica recoge un carácter.
Quién siembra un carácter recoge un destino “.”
“Carácter igual a destino”, dijo Héraclito.
Y recordarme que la felicidad también es una práctica.
Porque hay un estado de ánimo.
Para ser feliz, debo ser solidario conmigo mismo.
Que tangan una excelente semana, les mando como siempre mis mejores deseos y un caiñoso saludo.
El futuro está en tus manos, decídete a crearlo.
Francisco Javier Rauda Larios
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