El bien y el mal
Discurso que dio ante el comité de justicia de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos el señor Darrel Scott, padre de Rachel Scott, una de las víctimas de la masacre por el tiroteo en la escuela secundaria Columbine en Littleton Colorado, el 20 de abril del 1999.
Lo que él dijo a este comité de los diputados del Congreso de EU en una sesión especial fue una verdad dolorosa. Ellos no estaban preparados para lo que el señor Scott tenía que decir y no fue recibido bien su mensaje. Este mensaje se necesita difundir para que lo escuchen todos los padres, los maestros, los políticos, los sociólogos, los psicólogos y también todos los expertos.
Las valientes palabras de Darrel Scott son poderosas, penetrantes y profundamente personales. No queda duda de que Dios mandó a este hombre como una voz clamando en el desierto. Lo siguiente es una porción de la transcripción: Desde los inicios de la creación siempre ha existido el bien y el mal en los corazones de los hombres y las mujeres. Todos tenemos las semillas de la bondad y la violencia. La muerte de mi maravillosa hija Rachel Joy Scott y las muertes de la heroica maestra y los heroicos once niños que también murieron no deben ser en vano. Su sangre clama por respuestas. El primer acto de violencia de que tengamos conocimiento fue cuando Caín mató a su hermano Abel en el campo. El villano no fue el club del que él formaba parte, tampoco era miembro del National Club Association. El verdadero asesino fue Caín y la razón del asesinato sólo se pudo haber encontrado en su corazón. En los días que siguieron a la tragedia de Columbine me asombré de la rapidez con que algunas personas culparon de esto a grupos como la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Yo no soy miembro de esta asociación, no soy cazador y ni siquiera poseo un arma. No estoy aquí para representar o defender a esta asociación, porque no creo que sean los responsables de la muerte de mi hija. Por ello no creo que ellos necesiten ser defendidos. Si yo creyera que ellos tienen algo de responsabilidad en la muerte de mi hija Rachel, yo sería su oponente más poderoso. Yo estoy aquí hoy para declarar que el tiroteo de Columbine no sólo fue una tragedia, fue un evento espiritual que debería forzarnos a buscar realmente en quién recae la culpa. Mucha de la culpa recae aquí en este cuarto. Mucha de la culpa recae detrás de los mismos dedos de los acusadores. Yo escribí el siguiente poema hace cuatro noches el cual expresa mis mejores sentimientos: “Sus leyes ignoran nuestra necesidades más profundas. Sus palabras son aire vacío. Ustedes nos han despojado de nuestra mejor herencia. Ustedes han dejado fuera de la ley a nuestras oraciones simples. Ahora los tiros llenan nuestros salones de clases, Y niños preciosos mueren. Ustedes buscan respuestas en todas partes. Y se preguntan por qué. Ustedes regulan leyes restrictivas. A través de un credo legislativo. Y todavía fallan al entender. Que Dios es lo que necesitamos”. Y continuó diciendo: Hombres y mujeres somos seres compuestos por tres partes. Todos tenemos cuerpo, mente y espíritu. Cuando rechazamos reconocer a la parte tercera de nuestro ser, creamos un vacío que permite al mal, al prejuicio y al odio entrar rápidamente y causar estragos. La presencia espiritual estuvo vigente en nuestro sistema educativo la mayor parte de nuestra historia. Muchos de nuestros colegios más grandes empezaron como seminarios teológicos. Esto es un hecho histórico. ¿Qué nos ha pasado como nación? Hemos rechazado honrar a Dios, y al hacerlo abrimos las puertas al odio y a la violencia. Y cuando algo tan terrible como la tragedia de Columbine ocurre, los políticos inmediatamente buscan chivos expiatorios como la NRA. Ustedes inmediatamente buscan aprobar más leyes restrictivas que contribuyen a erosionar nuestras libertades personales y privadas. No necesitamos más leyes restrictivas. Eric y Dylan no hubieran sido detenidos por detectores de metales. Las leyes no podrán detener a algunos que pasan meses planeando este tipo de masacre. El verdadero villano está en sus corazones. Mientras mi hijo Craig permanecía escondido bajo su mesa en la biblioteca de la escuela y vio a dos de sus amigos asesinados frente a sus ojos no dudó en orar en la escuela. Yo reto a cualquier ley o político a negarle a mi hijo ese derecho. Yo reto a cada joven en América y en el mundo a darse cuenta que desde abril 20 de 1999 en la escuela Columbine las oraciones volvieron a usarse. No dejen que las oraciones de estos estudiantes sean en vano. Atrévanse a entrar al nuevo milenio haciendo caso omiso de la legislación que viola su derecho divino de comunicarse con Dios. A todos ustedes que apuntan sus dedos hacia la NRA yo les doy un reto sincero. Atrévanse a examinar su propio corazón antes de tirar la primera piedra. La muerte de mi hija no será en vano. Los jóvenes de este país no permitirán que esto pase. – Darrel Scott La realidad tan difícil que actualmente vivimos en México nos obliga a reflexionar sobre este mensaje, que nos recuerda que somos tres partes y que es el espíritu la parte que nos da la vida y que si aprendemos a comunicarnos diariamente con él nos puede dar todo lo que le pidamos. Por lo tanto no esperemos que la escuela o el gobierno enseñen a nuestros hijos a meditar y vivir bien, a actuar bien y a alcanzar fácilmente sus metas con el uso diario de la herramienta de su espíritu. No esperemos que los milagros nos lleguen de fuera y sin esforzarnos, pues primero necesitamos ser, para luego actuar y después tener. Enseñemos a nuestra familia a utilizar un momento de todos nuestros días para que cerrando nuestros ojos, meditemos y podamos comunicarnos con nuestro espíritu y a través de él con Dios para pedirle lo que cada uno de nosotros necesitemos o deseemos alcanzar y pedirle también por la paz y el progreso de nuestro país. Algo tan sencillo como esto puede ser la solución definitiva para fortalecer al bien y eliminar al mal. Reciban como siempre mis mejores deseos y un afectuoso saludo. Que tengan una excelente semana llena de logros y posibilidades.
Amor, salud y bendiciones.
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El futuro está en tus manos, decídete a crearlo. Francisco Javier Rauda Larios |
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