Avatar, The Way of Water: Cómo destruir una historia.
Trece años esperamos por Avatar 2 y en lo personal, me quedé con un sabor de boca repleto de decepción.
La primera película nos trajo una buena historia, un excelente mensaje y un universo espectacular, acompañado de visuales y tomas hermosas. Fue casi una maravilla, y digo casi, porque en lo personal, Avatar tenía un gran problema, el villano, y ahora “¿por qué no?” dice Cameron, “reciclemos al villano ya muerto”.
Algo que enriquece mucho cualquier historia, son los villanos y/o antagonistas, son la contraparte de nuestro héroe y para poder funcionar bien en la historia, el villano tiene que estar tan bien fundado como el protagonista, brindando equilibrio al todo. Su motivación tiene que ser clara. Un super soldado amante de la guerra que quiere ver el mundo arder no es motivación suficiente, le falta más, mucho más.
Ahora, haciendo a un lado el que es un mal malo, lo reviven, está bien, ¿pero por qué? y no me refiero a “¿por qué hizo eso James Cameron?”, sino a ¿para qué lo reviven dentro de la historia? a ti lector ¿se te hace creíble que se inviertan millones de fondos en revivir al super soldado solo para que tome venganza? a mí, no. Me lo hubieran justificado mejor.
A parte del patetico villano, ¿qué con la historia? me resulta una historia tremendamente plana, cero se compara al guion de la primera película, que, aunque flaqueaba en su antagonista, es una historia robusta, con conflictos y mensajes significativos. Esta nueva entrega no me deja mensaje alguno, apenas me hizo sentir, y de eso se trata el cine, de eso se tratan las historias, de sentir, sentir emociones, se trata de generar alegría, rabia, emoción, tristeza. Y The Way of Water apenas y es una sutil brisa lo que logra generar.
Los visuales son dignos, tres horas de placer para la pupila, pero nada más. Lo que me lleva a pensar “si retrasaron la película más de una década para poder tener visuales exquisitas ¿por qué no aprovechar ese tiempo para pulir bien tu guion?”
No me malinterpreten, Pandora sigue siendo un lugar mágico al que me dio mucho gusto poder regresar, poder conocer más del universo y satisfacer mi visión con imágenes hermosas, pero la historia, genuinamente, chale. Deja mucho que desear.
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