MUSEO CASA DE MONTEJO, UNA JOYA DE LA HISTORIA DE YUCATÁN

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Reconocimiento a BANAMEX por la restauración de CASA DE MONTEJO, 1984.

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Domingo en Mérida es una invitación a pasear por el zócalo de la ciudad o Plaza Grande. Como apenas inicia el año 2025, aún se aprecian los decorados navideños. Es un día soleado con una frescura inusual en este cálido lugar; por la proximidad del Día de Reyes se ven las enormes figuras de los Reyes Magos en el centro de la plaza acompañados por el elefante, el caballo y el dromedario, cada uno portando su obsequio de incienso, oro y mirra. El cielo es de un azul intenso, sin una sola nube; las torres de la Catedral se delinean sobre este fondo brillante, y los árboles, con su frondoso verdor, contrastan maravillosamente con el cielo azul.

UBICACIÓN DE LA CASA DE MONTEJO

Nos encaminamos a la entrada de la Casa de Montejo, ubicada en la esquina sur de la Plaza Principal de Mérida. Esta joya arquitectónica,  es un ejemplo de la influencia renacentista en la arquitectura colonial y fue construida en 1549 como residencia para la familia Montejo, los conquistadores de la región.

La historia de la Casa de Montejo está intrínsecamente ligada a la fundación de Mérida.

¿QUIÉN FUE FRANCISCO DE MONTEJO?

Francisco de Montejo, también conocido como “El Adelantado” fue quien lideró la conquista de la península de Yucatán.  Fue un hombre ambicioso y estratega militar que dedicó su vida a expandir el dominio español en el Nuevo Mundo. Era conocido por su perseverancia y por el temple necesario para enfrentarse a los retos que supuso la conquista.    Acompañó a Hernán Cortés durante la conquista y eligió la Ciudad de T´Hó, la actual Mérida,  para llegar al interior de la península para lograr su objetivo, dada la fuerte resistencia de los indígenas mayas. Ahí radicó e inició con la colonización al definir la construcción de la Plaza Mayor, rodeada por solares en cada cuadrante y eligiendo el lado  sur para la construcción de su casa familiar. Su esposa, Beatriz de Herrera, fue una figura fundamental en su vida y en la consolidación del legado de la familia. Beatriz, mujer de noble linaje, era conocida por su fortaleza y su habilidad para gestionar los asuntos familiares en ausencia de su esposo. Aunque su papel es menos visible en los registros históricos, su influencia en la administración y el mantenimiento de la posición social de la familia Montejo fue esencial.

DESCRIPCIÓN DE LA CASA DE MONTEJO

Esta casa no solo fue su residencia de la familia Montejo, sino también un símbolo del poder español en la región. La fachada de la Casa de Montejo es una obra maestra tallada en piedra que ha resistido el paso del tiempo. En un primer plano se aprecian los rostros de Francisco de Montejo y de su esposa Beatriz, más arriba hay dos estatuas que protegen la casa y en un nivel superior dos soldados españoles con su clásico casco y  armadura. En la fachada también hay un balcón, cuya parte inferior está decorada con rostros de ángeles;  el  escudo de armas de la familia Montejo y otros detalles ornamentales que reflejan el poder y la influencia de esta  familia durante la época colonial.

Las “cariátides” de los 4 ventanales, flanquean  cada marco por ambos lados; estas  representan figuras mitológicas que simbolizan la fuerza y la protección, y son ventanas únicas en su estilo.

A lo largo de los siglos, la casa ha pasado por diversas etapas de transformación, pero conserva gran parte de su estructura original.

En 1981, el Banco Nacional de México (Banamex) adquirió la propiedad y emprendió un cuidadoso proceso de restauración para preservar su valor histórico y arquitectónico. En 1984 recibió un reconocimiento por parte del INAH, el Instituto Nacional de Antropología e Historia. En 2010, la Casa de Montejo se convirtió oficialmente en un museo, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de explorar y comprender el estilo de vida de las familias acaudaladas después de la conquista y durante la época colonial.

EL INTERIOR DE LA CASA DE MONTEJO

Al ingresar al museo, uno se encuentra con un espacio que fusiona historia y arte. Las habitaciones están decoradas con muebles y objetos de época que evocan el estilo de vida de las familias acaudaladas del siglo XIX y principios del siglo XX. Cada salón cuenta una historia, desde los retratos de la familia Montejo hasta los objetos cotidianos que permiten vislumbrar la vida de aquella época.

La primera habitación corresponde a la biblioteca o sala de estudio, con altos libreros y vitrinas en madera de roble  y con un majestuoso escritorio con cortina. Los ventanales están decorados en su parte superior con  figuras de ángeles.

Avanzando en el recorrido apreciamos una sala de estar, donde se ubica el piano  y  diversos jarrones orientales. Uno en particular tiene, pintado a mano, imágenes del desierto de Egipto, con un paisaje con palmeras,  camello y  beduino.   

La recámara tiene todos los detalles de la época colonial con la influencia francesa y los artículos de lujo, las cómodas de madera tallada, los espejos de madera con recubrimiento en hoja de oro, los muebles de tocador, con el aguamanil de porcelana, los objetos como espejo y cepillo para el cabello en madera y recubiertos en plata.  Los muebles están tapizados con brocados franceses con hilo de oro, y por supuesto, no puede faltar, a los pies de la cama el bacín de porcelana. Y sobre la cama la mantilla de Manila, bordada en tenues colores, muestra del comercio de las Filipinas con la Península de Yucatán.  Es evidente la influencia maya al ver colgada en el muro tapizado, la hamaca blanca, para el descanso vespertino.

El comedor cuenta con una mesa de madera para catorce comensales, las sillas tapizadas en un verde terciopelo francés.  Haciendo juego con la mesa de comedor se ubican los trinchadores, con mesetas de mármol, luciendo bellos candelabros de mármol negro y bases de latón dorado. En la parte inferior de los trinchadores apreciamos juegos de tazas de té, bellísimas, unos juegos de vasos de cristal con líneas doradas, así como platones de porcelana.  A través de los ventanales se aprecian los bellos jardines que le dan luminosidad y frescura gracias a  la vegetación exterior.

LOS JARDINES

En el jardín posterior encontramos el árbol de jícara, usado por los mayas para la elaboración de las jícaras, que consisten en utilizar la cáscara ahuecada del fruto, como vasija para los alimentos, tortillas o para el agua. Este es un símbolo de la interacción de las culturas en este proceso de conquista, y que siguen siendo costumbres conservadas hasta nuestros días, ya que prevalecen como tradiciones de nuestra gastronomía al servir las tortillas, hechas a mano, dentro de una jícara y envueltas en una servilleta bordada a mano.

El patio central, con su jardín y fuentes, invita a la reflexión y el descanso, mientras que las galerías laterales albergan exposiciones temporales que enriquecen la experiencia del visitante. En esta ocasión pudimos ver la obra de Francisco de Goya, “Los Caprichos de Goya” que a través de grabados, hace una censura de los errores y vicios humanos.

Finalmente, podemos apreciar  un lugar donde el pasado cobra vida, imaginar las tertulias, los banquetes y los momentos íntimos que tuvieron lugar dentro de estas paredes; con sus salitas con tejido de bejuco y maderas preciosas, con incrustaciones de madera, concha nácar o marfil donde  podía disfrutarse una  tarde al aire libre.

CONCLUSIÓN

La Casa de Montejo no es solo un museo, sino un testimonio vivo de la historia de Yucatán. Es un sitio que invita a explorar y comprender las raíces de una región que ha sabido preservar su legado mientras avanza hacia el futuro. En esta visita, nos llevamos una sensación de asombro y gratitud por la riqueza cultural e histórica que este lugar ofrece y por la belleza de cada pieza de arte.


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MUSEUM CASA DE MONTEJO, A JEWEL OF YUCATÁN´S HISTORY

Sunday in Mérida is an invitation to stroll through the city’s main square. As the year 2025 has just begun, the Christmas decorations are still on display. It’s a sunny day with an unusual freshness for this warm place. Because of the proximity of Epiphany, large figures of the Three Wise Men can be seen at the center of the plaza, accompanied by the elephant, horse, and camel, each carrying their gifts of frankincense, gold, and myrrh. The sky is an intense blue, without a single cloud; the towers of the Cathedral stand out against this brilliant backdrop, and the trees, with their lush greenery, contrast beautifully with the blue sky.

LOCATION OF THE CASA DE MONTEJO

We make our way to the entrance of the Casa de Montejo, located on the southern corner of Mérida’s Main Plaza. This architectural jewel is an example of Renaissance influence in colonial architecture and was built in 1549 as a residence for the Montejo family, the conquerors of the region.

The history of the Casa de Montejo is intrinsically linked to the founding of Mérida.

WHO WAS FRANCISCO DE MONTEJO?

Francisco de Montejo, also known as “El Adelantado” led the conquest of the Yucatán Peninsula. He was an ambitious man and a military strategist who dedicated his life to expanding Spanish dominion in the New World. He was known for his perseverance and the resolve needed to face the challenges of the conquest. He accompanied Hernán Cortés during the conquest and chose the City of T’Hó, now Mérida, as the base for penetrating the peninsula’s interior to achieve his goals, given the strong resistance of the Mayan people. Here, he established himself and initiated the colonization process by defining the construction of the Main Plaza, surrounded by lots in each quadrant, and selecting the southern side for building his family home.

His wife, Beatriz de Herrera, was a key figure in his life and in consolidating the family’s legacy. Beatriz, a woman of noble lineage, was known for her strength and her ability to manage family affairs in her husband’s absence. Although her role is less visible in historical records, her influence in the administration and maintenance of the Montejo family’s social position was essential.

DESCRIPTION OF THE CASA DE MONTEJO

This house was not only Montejo´s Family residence but also a symbol of Spanish power in the region. The façade of the Casa de Montejo is a stone-carved masterpiece that has withstood the test of time. In the foreground, the faces of Francisco de Montejo and his wife Beatriz can be seen; above them are two statues guarding the house, and on the upper level, two Spanish soldiers with their characteristic helmets and armor. The façade also features a balcony, the underside of which is adorned with angel faces, the Montejo family crest, and other ornamental details reflecting the family’s power and influence during the colonial era.

The “caryatids” of the 4 windows flank each frame on both sides. These represent mythological figures symbolizing strength and protection, making them unique in style.

Over the centuries, the house has undergone various transformations but retains much of its original structure.

In 1981, the Banco Nacional de México (Banamex) acquired the property and undertook a meticulous restoration process to preserve its historical and architectural value. In 1984, it received recognition from the National Institute of Anthropology and History (INAH). In 2010, the Casa de Montejo was officially transformed into a museum, offering visitors the opportunity to explore and understand the lifestyle of wealthy families after the conquest and during the colonial era.

THE INTERIOR OF THE CASA DE MONTEJO

Entering the museum, one finds a space that fuses history and art. The rooms are decorated with period furniture and objects that evoke the lifestyle of affluent families in the 19th and early 20th centuries. Each room tells a story, from portraits of the Montejo family to everyday objects that offer a glimpse into life in those times.

The first room is a library or study, with tall oak bookshelves and showcases, and a majestic desk with a curtain. The windows are adorned at the top with angel figures. Continuing the tour, we find a living room with a piano and various Oriental vases, one particularly featuring hand-painted images of Egypt’s desert, with a landscape of palm trees, a camel, and a Bedouin.

The bedroom boasts all the details of colonial-era luxury with French influence: carved wooden chests, gold-leafed wooden-framed mirrors, a vanity with a porcelain washbasin, grooming items like a wooden mirror and hairbrush covered in silver, brocade-upholstered furniture with golden threads, and, of course, at the foot of the bed, a porcelain chamber pot. On the bed lies a Manila shawl, embroidered in soft colors, a testament to trade between the Philippines and the Yucatán Peninsula. The Mayan influence is evident in the white hammock hanging on the wallpapered wall, intended for afternoon rest.

The dining room features a wooden table for fourteen guests, with chairs upholstered in green French velvet. Matching the dining table are the sideboards with marble tops, adorned with beautiful black marble candelabras with gilded brass bases. Beneath the sideboards are exquisite tea sets, crystal glasses with golden lines, and porcelain serving platters. Through the windows, one can admire the lovely gardens that bring light and freshness, thanks to the exterior vegetation.

THE GARDENS

In the rear garden, there is a “jícara tree“, traditionally used by the Mayans to create bowls from the hollowed shell of the fruit, used for holding food, “tortillas“, or water. This serves as a symbol of cultural interaction during the conquest, as these traditions continue to this day. Handcrafted tortillas are often served in jícaras, wrapped in hand-embroidered napkins.

The central patio, with its garden and fountains, invites reflection and relaxation, while the side galleries host temporary exhibitions that enrich the visitor’s experience. On this occasion, we saw Francisco de Goya’s work, Los Caprichos de Goya, a series of engravings that critique human errors and vices.

Finally, it’s a place where the past comes to life, allowing one to imagine the gatherings, banquets, and intimate moments that took place within these walls. With its wicker and precious wood furniture inlaid with mother-of-pearl or ivory, visitors can enjoy an open-air afternoon in these delightful spaces.

CONCLUSION

The Casa de Montejo is not just a museum but a living testimony to Yucatán’s history. It invites visitors to explore and understand the roots of a region that has preserved its legacy while looking to the future. This visit leaves us with a sense of wonder and gratitude for the cultural and historical richness this place offers and the beauty of each piece of art.


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MUSÉE CASA DE MONTEJO, UN JOYAU DE L´HISTOIRE DU YUCATÁN

Dimanche à Mérida est une invitation à flâner sur la place principale de la ville. Alors que l’année 2025 vient tout juste de commencer, les décorations de Noël sont encore visibles. C’est une journée ensoleillée avec une fraîcheur inhabituelle pour cette région chaude ; en raison de la proximité de l’Épiphanie, d’énormes figures des Rois Mages, accompagnées de l’éléphant, du cheval et du dromadaire, sont placées au centre de la place, chacun portant son cadeau d’encens, d’or et de myrrhe. Le ciel est d’un bleu profond, sans aucun nuage ; les tours de la cathédrale se dessinent sur cet arrière-plan lumineux, tandis que les arbres, avec leur feuillage verdoyant, contrastent merveilleusement avec le ciel bleu.

EMPLACEMENT DE LA CASA DE MONTEJO

Nous nous dirigeons vers l’entrée de La Casa de Montejo, située à l’angle sud de la place principale de Mérida. Ce joyau architectural est un exemple de l’influence de la Renaissance sur l’architecture coloniale et a été construit en 1549 comme résidence pour la famille Montejo, les conquérants de la région.

L’histoire de la Casa de Montejo est intrinsèquement liée à la fondation de Mérida.

QUI ÉTAIT FRANCISCO DE MONTEJO?

Francisco de Montejo, également connu sous le nom de “El Adelantado”, a dirigé la conquête de la Péninsule du Yucatán. Il était un homme ambitieux et stratège militaire, dédié à l’expansion du domaine espagnol dans le Nouveau Monde. Il était connu aussi pour sa persévérance et son courage face aux défis de la conquête. Ayant accompagné Hernán Cortés pendant la conquête, il choisit la ville de T’Hó, l’actuelle Mérida, comme point stratégique pour pénétrer à l’intérieur de la péninsule, face à la forte résistance des Mayas. C’est là qu’il s’installa et commença la colonisation en définissant la construction de la Plaza Mayor, entourée de terrains alloués à chaque quadrant, choisissant le côté sud pour la construction de sa maison familiale. Son épouse, Beatriz de Herrera, joua un rôle fondamental dans sa vie et dans la consolidation de l’héritage de la famille. Beatriz, femme de noble lignée, était reconnue pour sa force et sa capacité à gérer les affaires familiales en l’absence de son mari. Bien que son rôle soit moins visible dans les archives historiques, son influence dans l’administration et le maintien de la position sociale de la famille Montejo fut essentielle.

DESCRIPTION DE LA CASA DE MONTEJO

Cette maison n’était pas seulement la résidence de la Famille Montejo, mais aussi un symbole du pouvoir espagnol dans la région. La façade de la Casa de Montejo est un chef-d’œuvre sculpté dans la pierre, ayant résisté à l’épreuve du temps. En premier plan, on peut voir les visages de Francisco de Montejo et de son épouse Beatriz. Plus haut, deux statues protègent la maison, et au niveau supérieur, deux soldats espagnols avec leur casque et leur armure classiques. La façade comporte également un balcon dont la partie inférieure est ornée de visages d’anges, du blason familial des Montejo et d’autres détails décoratifs reflétant le pouvoir et l’influence de cette famille à l’époque coloniale.

Les « cariatides » des fenêtres encadrent chaque cadre des deux côtés ; ces figures mythologiques symbolisent la force et la protection et représentent un style unique.

Au fil des siècles, la maison a subi diverses transformations mais conserve une grande partie de sa structure d’origine.
En 1981, la propriété fut acquise par le Banco Nacional de México (Banamex), qui entreprit un processus de restauration minutieux pour préserver sa valeur historique et architecturale. En 1984, elle reçut une reconnaissance de l’INAH, l’Institut National d’Anthropologie et d’Histoire. En 2010, la Casa de Montejo fut officiellement transformée en musée, permettant aux visiteurs d’explorer et de comprendre le mode de vie des familles riches après la conquête et durant l’époque coloniale.

LÍNTÉRIEUR DE LA CASA DE MONTEJO

En entrant dans le musée, on découvre un espace mêlant histoire et art. Les pièces sont décorées de meubles et d’objets d’époque évoquant le mode de vie des familles aisées des XIXᵉ et XXᵉ siècles. Chaque salle raconte une histoire, des portraits de la famille Montejo aux objets du quotidien offrant un aperçu de la vie de cette époque.

La première pièce est une bibliothèque ou salle d’étude, avec de hautes étagères et des vitrines en bois de chêne, un majestueux bureau avec rideau, et des fenêtres ornées dans leur partie supérieure de figures d’anges.

En avançant, on trouve le salon où se trouve un piano et divers vases orientaux. L’un d’eux est particulièrement remarquable, peint à la main avec des images du désert égyptien : un paysage avec des palmiers, un chameau et un bédouin.

La chambre à coucher présente tous les détails de l’époque coloniale avec une influence française : des commodes en bois sculpté, des miroirs dorés à la feuille d’or, des coiffeuses avec bassine en porcelaine, des objets tels qu’un miroir et une brosse à cheveux en bois recouverts d’argent. Les meubles sont rembourrés avec des brocarts français au fil d’or, et, bien sûr, un pot de chambre en porcelaine repose au pied du lit. Sur le lit, une mantille de Manille brodée dans des couleurs douces témoigne du commerce entre les Philippines et la péninsule du Yucatán. L’influence maya est évidente avec la hamac blanche accrochée au mur tapissé, utilisée pour la sieste.

La salle à manger comporte une table en bois pouvant accueillir quatorze convives, avec des chaises recouvertes de velours vert français. En harmonie avec la table se trouvent des buffets ornés de dessus en marbre, exhibant de beaux chandeliers en marbre noir et en laiton doré. Les parties inférieures des buffets contiennent des services de tasses à thé magnifiques, des verres en cristal doré et des plats en porcelaine. Les fenêtres offrent une vue sur de beaux jardins apportant luminosité et fraîcheur grâce à la végétation extérieure.

LES JARDINS

Dans le jardin arrière, un arbre de jícara rappelle l’usage maya de ses fruits comme récipients pour aliments ou boissons. Cette coutume perdure aujourd’hui, notamment dans la gastronomie, où “les tortillas” faites à la main sont servies dans des jícaras enveloppées dans des serviettes brodées à la main.

Le patio central, avec son jardin et ses fontaines, invite à la réflexion et au repos, tandis que les galeries latérales abritent des expositions temporaires enrichissant l’expérience des visiteurs. Cette fois, nous avons pu admirer l’œuvre de Francisco de Goya, “Les Caprices de Goya”, une série de gravures dénonçant les erreurs et les vices humains.

CONCLUSION

Finalement, la Casa de Montejo n’est pas seulement un musée, mais un témoignage vivant de l’histoire du Yucatán. Ce lieu invite à explorer et à comprendre les racines d’une région qui a su préserver son héritage tout en avançant vers l’avenir. En quittant les lieux, nous ressentons de l’émerveillement et de la gratitude pour la richesse culturelle et historique qu’ils offrent, ainsi que pour la beauté de chaque pièce d’art exposée.

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