Estrategia anti-telemarketing para víctimas cansadas
Una de las incómodas (por no decir francamente molestas) realidades de la mercadotecnia actual es el bombardeo de solicitudes, ofertas y publicidad en general que cualquiera de nosotros recibimos a través del correo (electrónico y postal), los volantes que nos entregan en la calle, o (por supuesto) las llamadas telefónicas a horas insospechadas o aberrantes, como por ejemplo el sábado a las 7 de la mañana, tiempo que mucha gente que trabaja entre semana quiere aprovechar para reponer horas de sueño…
Hace algún tiempo recibí unos cuantos correos que describían estrategias interesantes para ponerle un alto a estos individuos que, aun cuando están desempeñando un trabajo, deberían aprender a veces una lección. He aquí los 3 consejos más eficaces que les invito a probar (bajo su propio riesgo).
Primera idea: Pierda USTED su tiempo
Cuando recibes una llamada, en vez de esperar a que el (o la) llamante haga una pausa para decirle que NO estás interesado, di “Un momento, por favor” y pon el teléfono en “Hold” o simplemente déjalo (descolgado) y aléjate de allí. Ve por un vaso de agua, elige la ropa que te pondrás al día siguiente, o revisa tu correo.
Lo importante es dejar esperando al “telemarketero”. Al hacer esto, el costo de las llamadas aumenta y el número de llamadas que cada operador puede hacer se reduce considerablemente, lo que hace que el costo (para ellos) sea mayor. Unos minutos más tarde, el operador habrá colgado, y tú habrás aprovechado el tiempo en algo interesante, útil o productivo, en vez de alimentar impulsos homicidas contra los robots telefónicos.
Segunda idea: Cuando llaman las máquinas
Últimamente son muy frecuentes las llamadas en las que al descolgar parece que no hay nadie en la línea. Antes, quienes hacían estas llamadas se habían equivocado de número o estaban haciendo una broma.
Hoy son máquinas telefónicas que marcan para saber en qué horario hay gente en casa, y toman nota para que la próxima vez sea un vendedor humano el que haga la llamada de ventas. En otra variante, una máquina se encarga de llamar; al contestar, se oye una señal y enseguida la conocida voz de un operador que inicia la llamada de ventas.
Lo que se puede hacer, después de contestar, es oprimir repetidamente la tecla # (“gato”), unas 8 veces, lo más rápido que podamos. Esto, me dicen, genera una señal que “confunde” a la máquina que está llamando. Me ha funcionado las dos o tres veces que lo intenté.
Por supuesto, si la máquina transfiere la llamada a un operador humano, hay que aplicar la estrategia anterior.
Tercera idea: Tiren ustedes su basura… y paguen por ella
Cada vez hay más publicidad que envían con el estado de cuenta de una tarjeta de crédito o con una revista a la que estás suscrito, o con tu recibo telefónico. Los bancos envían “solicitudes pre-aprobadas” para que solicites un préstamo o una tarjeta… los ejemplos sobran.
¿Qué hacer con todo eso? Yo prefiero la “justicia poética”. Muchos de esos folletos y solicitudes incluyen un sobre pre-pagado con la dirección del banco, la revista o la empresa, para que devuelvas la solicitud de crédito o la aceptación del cargo. ¿Por qué no devolverles su publicidad? Mete en el sobre ese folleto de la lotería africana, el cupón de descuento para adquirir tu horóscopo babilonio personalizado, o los boletos para asistir a esa instructiva plática de los tiempos compartidos en Xochimilco. Deposítalo en un buzón, y ¡listo! Tendrán que pagar el gasto del correo…. y tirarlo a la basura.
jajaja no pude evitar reir y recordar esos impulsos asesinos que describes cuando te llaman. Es curioso como distinta gente responde en formas diversas. Está el que le da pena colgar o ser duro y se queda como víctima perdiendo su tiempo. Y hay otros que dicen no y cuelgan, me parece creativo lo que sugieres ya lo usaremos, seguro pronto.
Por cierto, utilizar los sobres pre-pagados también es una forma de apoyar al servicio postal. 🙂
No olvidemos lo que nutre a estos telemarketeros, el comercio “ilegal” de bases de datos. Esto en muchos países está regulado y puede haber demandas por esto. Sin embargo en México es un tremendo comercio que se da, donde por una buena base de datos los “centros de voz” llegan a pagar haste $5,000 dolares por dichas bases de datos. La información es robada comunmente por empleados de empresas de modo que oficialmente no lo hace la empresa de donde salen tus datos.
La forma de averiguar que una base de datos es robada es sembrando nombres falsos con teléfonos o correos de un auditor que es alarmado cuando se le llama, pudiendo así tomar acciones legales en contra del centro de voz que llama.
La base de datos de Telmex por ejemplo es salvajemente reutilizada por muchos negocios, incluídos bancos. Es fácil saberlo en mi caso que rento casa pues el teléfono está a nombre de una muy anterior inquilina y llaman preguntando por ella para vender algo.
Excelente!!!!!!
No cabe duda que a toda acción corresponde una reacción…., y en este caso son muy buenas reacciones.
Habrá que ponerlo en práctica, ya!!!
Algo que quiero compartir con vosotros, amigos bloggeros. Aunque soy español, actualmente vivo en Quito, Ecuador, y aquí lo de las máquinas son un auténtico cachondeo. De hecho, lo utilizan como propaganda política viral.
El otro día estoy haciendo zapping (DE MADRUGADA) y llaman a casa. Contesto y sale una voz que dice: “Soy un campesino como tú”. Bueno, pues yo no soy campesino, pero sigo escuchando y resulta que es un mensaje de nosequé corporación de bancos en contra del gobierno y tratando de crear alarma social de que vamos a ser todos pobres con el actual presidente.
Está claro que lo de las bases de datos es un auténtico negocio.
Un saludo!
Antonio
Maestro.