Dime a quién admiras y te diré quién eres

Se habla mucho de cómo nos espejeamos con los demás.

Hay muchos textos y enseñanzas por todas partes sobre esto, de que nos vemos reflejados en el otro. Pero esto suele ir enfocado a ver y comprender nuestras sombras. Que, si algo no nos entra del otro, nos disgusta, no lo soportamos… es porque estamos viendo algo nuestro, ya sea que seamos así o sea algún miedo o inseguridad que tenemos.

Pero bla, mucho de eso se ha hablado, así que, démosle vuelta a la tortilla. 

Todos tenemos personas, que al ver o saber de ellas no podemos evitar sentir admiración, admiración hacia aspectos de su persona, ya sean talentos, visión de la vida, carácter, disciplina, manejo emocional, etc. Solemos admirar cosas de los demás.

Estas figuras que admiramos pueden venir en cualquier presentación, desde personas cercanas a nosotros como miembros de nuestra familia, amistades, maestros o maestras. Hasta figuras públicas, artistas, empresarios, guías espirituales, científicas etc. 

Al contemplar a estas personas, una magia revolotea en nuestro interior y entonces la llamamos admiración. 

Esta magia, es la emoción de nuestro ser al verse reflejado en la otra persona. Al reconocer esa virtud en el otro que nosotros también poseemos. 

Así que es momento de interiorizar, de pensar en aquellas personas que admiramos, identificar los aspectos concretos que nos hacen revolotear y comprender que eso que te resuena, es debido a que es parte de ti, y que albergas ese mismo potencial que tanto admiras. 

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